Vicente Giner nace en Castellón de la Plana el 15 de noviembre de 1933, de madre valenciana y padre, de oficio, pastelero. De la madre aferraría su amor a la tierra levantina y del padre aprehendería, como tradición que pasa de padres a hijos, el oficio de pastelero. Cierto que pronto su vocación e inclinación al dibujo y la pintura se dejarían sentir con fuerza en su sino.
La familia se establece en Madrid de 1942 a 1946, y siendo mozo de pastelero, cumplía todos los días temprano, pues tenía que compaginar el tiempo con las clases, con el reparto de los encargos entre la clientela en el barrio de Chamartín de la Rosa, que en otro tiempo fue un pueblo próximo a Madrid perteneciente en su mayor parte a los Duques de Pastrana-Infantado. La casualidad quiso que entre los clientes hubiese una anciana, una anciana pintora con cuyas obras se deleitaba el joven Giner, y aquella señora resultó ser Doña María Clotilde, la hija misma del gran Sorolla.
En 1946, con trece años, la familia se estableció definitivamente en Xàtiva. A partir de entonces seguirá repartiendo el tiempo entre el estudio y el arte de la repostería, pues gustaba de ataviar sus creaciones pasteleras de manera artística; y un día D. Francisco Climent, que dirigía una academia de dibujo, sin pensárselo dos veces entró en la pastelería y preguntó si el joven dibujaba con otro cosa más que el azúcar. Y viendo que había cualidades en aquel aprendiz, exigió tenerlo como alumno en su academia. Y así fue como siguió a la par el aprendiz pastelero a convertirse en aprendiz del arte del dibujo y la pintura, desde 1948 a 1957.
En 1957, con veinticuatro años, obtuvo el Primer premio y Medalla de plata de Retrato de Xàtiva, con el retrato de Adelita Grau. Ésta fue una de sus tempranas y grandes alegrías como pintor.
Forma parte del grupo SAIT, compuesto por pintores valencianos, que recorren España dando a conocer su pintura en exposiciones colectivas en las principales ciudades españolas, causando gran impacto en Madrid.
Llegarían más retratos y entre ellos el de una hermosa joven: Teresa Alacot. Lo que fue una propuesta, al principio, para pintarla acabaría siendo a la postre una propuesta de matrimonio; y así en 1959 Teresa aceptó casarse con el original pastelero.
En 1960 nace su primera hija, Maite.
En ese mismo año expone por primera vez, y lo hace en su ciudad natal, Castellón, en la Galería \'Bernard\', que acogió su pintura. En ese tiempo exploraba una actitud vanguardista, postimpresionista, alguna fórmula sombría e incluso negra. «Pintura de estudio indefinible» escribió un crítico.
En 1963 nace su hijo, Santi.
En 1965 es Primer premio de Carteles, convocado por el Excmo. Ayuntamiento de Xàtiva: \'Premio Guiteras\'.
Vuelve a Castellón. Esta vez expone su obra en la Sala \'Derenzi\' , donde un año después realizaría una segunda exposición, con reseña elogiosa de Gonzalo Puerto, el gran crítico regional de entonces. Los lienzos fueron seleccionados para unas exposiciones en Barcelona y Madrid, así como para la Bienal de Alicante.
En 1966 obtiene el gran premio de la Diputación de Valencia.
En 1967 nace su hija, Susi.
Vicente Giner, en el Círculo de Bellas Artes. De él escribe Pedro Antonio:
«Pintor descarnado, de color impresionista en algunos casos, expresionista en otros, y en su \'Autorretrato\' algo academicista. Sus paisajes son expresivos y tienen soltura y garbo, así como buen sentido del color. Sus bodegones son más rotundos y ricos en materia».
Es nombrado copista oficial del Museo del Prado, por lo que se traslada a Madrid. Allí estuvo durante tres años con Manolo Gracia y Agustín Alegre. Aquella fue la oportunidad de estudiar a sus pintores favoritos. Una galería se especializa en la venta de sus copias de pintores como Velázquez, Goya y Ribera. Muchas de ellas fueron vendidas en Venezuela.
En 1970 regresa para instalarse definitivamente en Xàtiva, «una ciudad donde el artista encuentra refugio a sus inquietudes» -decía el propio artista-.
En 1971 Primer Premio Nacional de pintura de la ciudad de Xàtiva, con el óleo titulado Tierras hondas. En este mismo año deja definitivamente el negocio familiar a su hermano para dedicarse íntegramente a su pasión artística.
En los años 1971-72-73 varias galerías de arte de Madrid le solicitan que exponga su obra, entre ellas destaca la Sala de Arte Eureka. La exposición del año 72 en Eureka fue ratificada por la excelente crítica de Antonio Cobos (Decano de la Asociación Española de Críticos de Arte) y que reproducimos textualmente:
«La pintura gestada en silencio dentro del pequeño mundo en el que vive el artista que le dio vida tiene muchas veces ese punto de emoción que no suele trascender de las obras fraguadas estruendosamente.
En ese mundo raro, las obras de arte son examinadas, técnicamente por ojos expertísimos, como si se tratase de complicadas máquinas, y, naturalmente, encuentran los tornillos, las palancas y transmisiones, pero nunca el amor, que brilla por su ausencia. Éste es importante en la creación pictórica, como lo puede corroborar la obra de Piñole, ese gran pintor asturiano que se apartó voluntariamente del mundanal ruido artístico. Y sucede curiosamente que el que así procede, pintando sólo para él, no se da cuenta de que puede estar pintando para la fama.
El artista levantino Vicente Giner es un caso típico de pintor que. siente y crea, en espléndido aislamiento. Játiva le presta sus encantos para que el artista plasme sencillamente sus seres, cosas y paisajes. Como buen levantino, no puede evitar la intrusión de la luz para contrastación de su pintura, pero sin alardes de \'luminismo\'. Giner Valls tiende más bien a la atenuación de las intensidades lumínicas en la misma medida que tiende a refrenar vivacidades cromáticas, y ello le va bien a una pintura que busca la expresión externa de una intimidad poética».
En 1973 Giner expone en la Galería Picasso de Málaga, casi como premonición del premio que obtendría al año siguiente. Paloma Sainz de la Maza escribía con motivo de dicha exposición:
«Las piedras, las casas, arropándose unas a otras \'adormecidas\' bajo un cielo que emprende el camino de la noche.
La barca \'en olvido\'con un horizonte lleno de matices; y los árboles en juego estático; los árboles en otoño.
Muchas veces a la luz de Levante, prodigiosa, fuerte, hiriente, quiere el pintor teñirla de anocheceres y entonces entorna los párpados de sus óleos de una manera bella, natural.
Pero no es ya \"su raíz\", su paisaje, \"su luz\". En Vicente Giner Valls existe un diálogo pictórico con las cosas, con los objetos; y de ese diálogo nacen sus bodegones que nos sorprenden por la sencilla dificultad de lograr en el cántaro, en el cobre, en la porcelana, en la hortaliza, toda una perfecta placidez».
En 1974 se le concede la Medalla de Oro \'Picasso\' otorgada por la ciudad de Málaga.
En 1976 es Premio Internacional de pintura del Sena (París).
En 1979 en su primera exposición en Suiza es Premio \'Les Muguets\' de Versoix.
En 1980 triunfa ampliamente en su segunda exposición en Suiza. La crítica suiza exalta su pintura de sólida técnica, dibujo ajustado y dominio del color y de la luminosidad que confieren a su obra originalidad y valor que el tiempo confirmará.
En 1981 uno de sus cuadros representa a España en el Gran Premio de Nueva York, Pintando a Sorolla. Posteriormente el pintor donaría la obra al municipio de Xàtiva para ser ubicado en el Museo Municipal \'L\'Almodí\'.
En 1985 es Premio \'Reina Sofía\'. Desde entonces decide no presentarse a más concursos nacionales e internacionales.
En 1991 se edita en Ginebra (Suiza) el libro Vicente Giner, del cual entresacamos un extracto de la introducción de Fernando Nieto:
«De Castellón a Xàtiva, de Mediterráneo verde, límpido cielo y luz única, el pintor Vicente Giner, llegó a esta ciudad para mudar con su mirada las tierras de secano y las tonalidades ocres, configurando en el tiempo de su devenir la comprensión del azul verde-mar con el azul violeta-lentiscal.
Sin lugar a dudas, Vicente Giner experimenta lucha y vive por la pintura, una muy concreta que tuvo su antecedente en los pintores novocentistas valencianos.
La luz con el color, el paisaje y la figura, formando centro del peculiar gusto hacia la pintura figurativa .»
En 1999 se le concede la Cruz de Mérito Militar con distintivo blanco a raíz de la donación del retrato de S.M. D. Juan Carlos I a Capitanía General de Valencia.
El encargo del retrato de D. Juan Carlos I fue propuesto por Capitanía en Valencia, con motivo de la obra que adquirió la misma Capitanía para homenajear al Capitán General de Valencia, el General Quesada. Tras seguir el formalismo requerido por el protocolo de la Familia Real Española, la propuesta de Giner para el retrato real fue remitida a la Casa Militar de la Corona junto con un vasto currículo y documentación de la obra del pintor. La aprobación del monarca a la realización de la obra conllevó la inclusión de Giner entre los pintores de la Casa Real. El nuevo retrato del monarca sustituyó el antiguo retrato del Jefe de Estado, cuando todavía el monarca ostentaba el título de Príncipe de Asturias. La entrega del retrato se llevó a cabo en las propias dependencias de Capitanía General de Valencia. El acto lo presidió el teniente general Alfonso Pardo Santayana, Capital General de Valencia y el propio pintor acompañado por el alcalde de Xàtiva Alfonso Rus y el alcalde del Genovés Emilio Llopis, en cuya partida \'Pino grande\' tiene instalado el pintor su estudio.
Extracto de las palabras pronunciadas por el Excmo. Sr. General Jefe de la Fuerza de Maniobra, D. Luis Feliu Ortega, con motivo del acto de Imposición de Condecoraciones concedidas con motivo de la pascua Militar. Valencia, 18 de febrero de 1999:
« Sabemos que muchos más de los que hoy reciben este premio se han hecho también acreedores a él, pero lógicamente no se puede premiar a todos.
El que esta ceremonia tenga lugar dos veces al año, no debe hacernos caer en la rutina y considerar que a los de hoy, simplemente, les ha llegado su turno.
El Ejército quiere en suma premiar, en las personas elegidas, los comportamientos ejemplares de sus miembros.
Tenemos hoy también a un galardonado especial, el llmo. Sr. D. Vicente Giner Valls, conocido por todos como amigo y colaborador del Ejército de Tierra, y en concreto de este Cuartel General».
Desde 2002-2010 el pintor realiza exposiciones bienales en la Sala de Cultura de Xàtiva.
EXPOSICIONES PRINCIPALES EN ESPAÑA
Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Burgos, Málaga, Castellón, Palma de Mallorca, San Lorenzo de El Escorial, etc?
EN EL EXTRANJERO
Ginebra (Suiza), París (Francia), Düsseldorf (Alemania), Nueva York (EEUU), Caracas
(Venezuela), donde la obra del pintor se extiende en colecciones particulares y salas de arte
oficiales.
Crítica resumida
\"Vicente Giner roza la frontera, de un impresionismo en el que lo poético prima sobre la fantástico, y lo subconsciente se subordina a la armonía de un lirismo rigurosamente personal\".
Fernando Vidal Martínez
\"La sutilidad de su pincel delineado y factura espontánea se caracteriza en la obra figurativa por la recreación interiorista y dilatadas panorámicas\".
\"Observa la naturaleza y la ataca en lienzos en sensación de armonía mística, cálida y traspasada\".
Beatriz Vázquez (Dª en Historia del Arte y redactora jefe de Ars Valencia)
\"No se si sus figuras y paisajes envuelven el espacio o es el espacio el que los envuelve\"
Lorenzo Berenguer, Artistas Valencianos Contemporáneos, II
\"Su pintura es realista, costumbrista, figurativa, es sin duda un impresionista bien formado y tocado por la honda huella del sorollismo. Pese a todo, Giner plasma en su obra un sentimiento tan clásico como aquél que nos trasmitió Horacio en la máxima carpe diem o \'goza a bocados del momento\'. La representación del mundo es espontánea, real; su percepción visual calca un momento irrepetible y lo conjuga con sapiencia entremezclando color y luz consiguiendo variaciones cromáticas que son bocados o si se prefiere pedacitos de tiempo únicos.
Los temas que presenta son costumbristas marineros levantinos, sus paisajes, la presencia del agua y las gentes, la plasmación de lo clásico, en definitiva, es el gusto por el aire libre, la naturaleza plena, lo bello, lo fugaz resuelto con pinceladas pequeñas y sueltas con ausencia de contornos, sumado a sus interiores cálidos y bodegones que vislumbran al pintor que otrora experimentó la pintura negra pero que busca siempre que prime el efecto de la intensidad lumínica en su obra, fiel a su carácter y estilo artístico unívoco\".
Octavi Ballester Cifre